LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma Yo no sé!
Son pocos; pero son Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre Pobre pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
PLAFONES AGILES
DESHOJACION SAGRADA
Luna! Corona de una testa inmensa,
que te vas deshojando en sombras gualdas!
Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!
Luna! Alocado corazón celeste
¿por qué bogas así, dentro de copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?
Luna! Y a fuerza de volar en vano,
te holocaustas en ópalos dispersos:
tú eres talvez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...
CESAR VALLEJOS
Ella, Sáenz Peña
Como no quererla.
Como separarse después de tantos años.
Como resistir a su embrujo.
Como no odiarla.
Me amodorra, el olor a tierra mojada.
Me embriaga, el hedor del tanino del quebracho.
Me sofoca, sus polvorientas calles.
Me despierta, el aroma del maduro capullo de algodón.
El ruido del viento norte, me agrada.
La algarabía de tu gente.
El trajinar de los braceros.
La bulla del estudiante hacia el futuro.
Me hechiza su intenso calor.
La ventisca golpeando mi tez, como apurada.
El sol cambiando el color de mi piel.
Sus salobres aguas bienaventuradas, curando mis huesos.
El verde follaje de tu selva descansa mi alma.
La perfecta perspectiva de los surcos de tus campos sembrados.
El dorado color del sol floreciendo en el horizonte.
Los matices disímiles de tu gente.
La garganta agraciada con los mates del alba.
La lengua premiada con el sabor del pan casero.
El gargüero agradecido con la fuerte aloja.
El gustillo del asado compartido con amigos.
Como dejar mi lugar en el mundo,
si esta es mi tierra, que fue de pueblo a ciudad,
de infierno a paraíso, de sueños simultáneos con el
aborigen, de acentos compartidos con otras tradiciones;
de una tierra que sacude nuestros sentidos.
Ernesto Luque
MELANCOLIA DE ABRIL
(para sabri)
Tu sonrisa húmeda feliz
llenando todo espacio,
vaporosa sensación
que nos cubre nos transforma.
Tu entorno reflorece
utópicamente en otoño,
el universo se detiene
y suavemente vuelve a girar.
Por amor viniste al mundo
vos lo demostras,
en una simple sonrisa
en tu mirada locuaz
en el llanto oculto
en tu vergüenza o pudor.
¿como oler soledad?
si sola nunca estas.
¿Cómo perderse en el camino?
si al camino lo aclaras.
¿Cómo no creer en Dios?
si tanto amor nos das.
Una blanca paloma salia volando
y en su pico triste iba llevando
lo alegre de tu sonrisa,
sonrisa cual migaja de pan
se esparce por todo el mundo
tristeza vas terminando
con tan alegre canto.
Ernesto Luque
PALABRAS URBANAS
Torrente verborragico
¡Locuaz o no!
chamuyo por gsm
que es captado y guiado
por gps., mientras escucho formato jpg.
en un mp3 o tal vez un mp4.
Al caminar me acuerdo de vos
y te envío un s.m.s. con la dirección
para que me envíes un mail,
o chatear por Messenger.
E. LUQUE
HE DECIDIDO
Hoy he decidido
ignorar simplemente las consecuencias
dolorosas del amor,
de la satisfacción y pasión del amor
y al dolor y su sufrimiento.
Solamente elijo.
La materia es siempre el fin,
un cuerpo, carne, sangre , piel.
He decidido el allegro al recuerdo.
Olvidar la metamorfosis de la carne
y quedarme con la volátil alma que desaparece
y fluye y vuelve a desaparecer.
Ya no dolor.
He decidido no lastimarme,
he decidido ignorar la presencia del dolor.
He decidido aceptar la pasión,
porque mañana será dolor.
Se que ellos, el dolor y el sufrimiento
se olvidaran un tiempo de mi,
me darán un descanso,
solo les pido me esperen.
Con mi alma tranquila alimentare el universo,
no se apuren he decidido que con ella allí estaré.
Ernesto Luque
Amo el trozo de tierra que tú eres,
porque de las praderas planetarias
otra estrella no tengo. Tú repites
la multiplicación del universo.
Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas,
tu piel palpita como los caminos
que recorre en la lluvia el meteoro.
De tanta luna fueron para mí tus caderas,
de todo el sol tu boca profunda y su delicia,
de tanta luz ardiente como miel en la sombra.
Tu corazón quemado por largos rayos rojos,
y así recorro el fuego de tu forma besándote,
pequeña y planetaria, paloma y geografía.
Pablo Neruda